Soy un korrikalari / corredor de fondo habitual, es decir, salgo una media de dos-tres días a la semana durante el año. Entre semana una-dos salidas de 45-50 minutos y otra el sábado-domingo de 1h 15minutos. Estas dos-tres salidas me vienen de maravilla para mantenerme en forma “mens sana in corpore sano”. Soy de los que si no salgo a correr me siento como un pájaro enjaulado. Correr para vivir mejor. Será por las endorfinas, dopaminas y demás neurotransmisores naturales. Ahora, a punto de cumplir los 40 y entrar en mi segunda adolescencia, sé que si las lesiones me respetan, seguiré siendo un runner, más allá de las marcas que pueda hacer, algo, totalmente secundario, pero que no obstante viene bien para encontrar la motivación. Establecerse objetivos (realistas). Lo que sí es curioso es que en la Behobia-San Sebastian (20km de subidas y bajadas) ahora hago mejor marca (1:22) que cuando tenía 22 años (1:28:). Supongo que será por el entrenamiento.
He corrido desde pequeño, desde que en mi Barcelona natal el profe de gimanasia Joan Corominas en la Escola Heura nos inculcara la afición a correr. Además de las cuestas del barri d´Horta, por donde salíamos a correr, el estadi Joan Serrahima fue el escenario de nuestras primeras carreras (habitualmente de 1000 metros). De hecho, del grupo de la clase, 8 de nosotros seguimos haciendo footing habitualmente, y cuatro nos hemos atrevido con la maratón, que para correrla, sí, hay que estar un poco zumbado, pero para acabarla, también hay que estar muy cuerdo.
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